10/4/10

Madrid-Barça

Llegaron a casa tras pasar una increíble tarde de playa en Abril. Cansados, muy cansados. Y es que las tardes de playa son así.
En el ascensor, discutían graciosamente sobre quién se ducharía antes. Y como siempre, ella ganó. -Venga, que después hago yo la cena. Él se rió y asintió: -Eso es chantaje. Sabes que no sé cocinar... Y así, llegaron al 5º, abrieron la puerta y mientras él fue deshaciendo la mochila de playa, ella hizo sonar a Norah Jones en el baño, encendió una varilla de incienso de vainilla y se sacó la ropa muy rápido como para asegurarse de que nadie le sacaría el primer turno bajo el agua. Abrió el grifo. Disfrutó.



-Esto es injusto-. Se escuchó su voz, la de él, entrando en el baño. Y entre la mampara ella vio como él, ya sin ropa, se disponía a abrir la misma.
-¿Qué haces loco?. Ya sabes que no cabemos los dos...
-Tú déjame a mí. Échate para allá que si queremos, bien cabemos.

Entró. Ella le hizo sitio como pudo. Él, escondía en su espalda una botella de cava y un tupper con algo dentro.

-¿Qué es?.
-Pues cava y... fresas. Ya sé que quedaba más romántico con unas copas y las fresas dispuestas de otra forma pero en una ducha poco más se puede hacer.
-Dios, eres tremendo.

Y así, después de una fugaz pero intensa sonrisa cómplice, se sentaron en la ducha, frente a frente, con el agua salpicándolos desde allí arriba. A ella no le gustaba el cava pero eso un día como hoy dio igual. Porque aquella tampoco era una bañera. Y quizá por eso le pareció perfecto. La música, el olor, las fresas con mucho azúcar...

Champú de rizos; él ya uno contra la calvicie, gel, crema hidratante... Y la cena. Algo rápido.

-¿Qué te apetece?
-Pues lo que quieras.
-¿Ensalada de pasta?.
-Mismamente.

Cenaron en el salón. Madrid-Barça de fondo. A pesar de que él era más de basket, quería que ganase el Madrid. Ella, a pesar de que le diese igual, quería que marcase Messi sólo por hacerlo rabiar.

A los 20 minutos terminaron. De postre un poco de helado, dos cucharillas y una misma tarrina.

Ella dijo: -Pf, a mi es que el fútbol por televisión... Creo que voy a leer un rato.
Y él: -Venga bah, ¿echamos una a la Play®?. Realmente esto no está muy interesante...

Y así, estuvieron como hora y poco jugando a un absurdo juego de carreras en el que ella siempre perdía. Pero era divertido verla conducir porque se picaba y se emocionaba como si realmente fuese a ganar alguna. Y es que la esperanza es lo último que se pierde.

Se fueron a la cama. Ella cogió uno de sus 4 libros de cabecera. Él, algo que ella le estaba obligando a leer.

-En serio tia, nunca me voy engachar a esto de leer.
-Ya verás como sí. Si además ya no te queda nada para terminar ese libro...
-Ya, creo que caerá hoy.
Y ella: -¿Hoy?. ¿Realmente te apetece leer hoy?.
-Pfff... ¿Por qué no?.

Se miraron. Se rieron. Ella le sacó el libro y él le sacó la camiseta.
La luz encendida. Amor. Sexo. Dos.

A la hora y media él se levantó, fue a por agua y volvió con un vaso para ella y una tableta de chocolate. Le dio un par de onzas. Se las comió y con la boca llena dijo:

-¿Crees que ahora deberíamos de levantarnos a lavarnos los dientes?.
Y él concluyó: -¿Estás de coña?. Apaga la luz, abrázame y cuando te duermas procura no salirte de mi línea de la cama.
-¡Ah!. ¿Pero ahora hay línea en nuestra cama?. Y así, pasó por encima de él y se fue a su esquina, a la de él.
-Eres una tramposa tia.
-Cállate y duerme capullo. Y cuando lo hagas, procura no entrar en mi línea de la cama... :D




--BCÁ--








2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y él poco a poco a través de cuentos y relatos se aficionó a la lectura a la escritura y a la playa, y se fascinó con las noches haciendo el amor en la complicidad de una mirada,...

Dani dijo...

Muy buen relato. Hay que ver como me sorprendes cada dia más. Sigue así, a ver si leyéndote encuentro yo la inspiración.