26/1/09

18 HORAS...


Estoy aquí, tumbada sobre una cama que no es mi cama (ni tu cama), sola. Sintiéndome Plena sin saber muy bien porqué. Sintiendo miedo sabiendo muy bien porqué. Los ojos se cierran, tengo sueño y no tengo ganas de dormir; mi mente no descansa.
La calle se despierta. Todo al mismo ritmo, lento y rápido. Tan rápido y tan lento. Aquí. Te espero, después de 18 horas. Acabas de entrar en mi vida y es como si hubieses estado en ella toda una... vida. ¿Estabas o no en ella antes?.
Yo te imaginaba, te reconocía cuando me miraba. Seguía esperándote. ¿Y si al entrar de nuevo por aquella puerta eras otra persona y no la persona con la que no había sido capaz de dormir aquella noche?. Miedo. Calma. Y los ojos que se me cierran. ¿Y si me quedo dormida?. Y la calle; el ruido silencioso de la calle que se despierta en domingo. ¿Es domingo?. Contando los días de la semana... cuento también quilómetros de aquí para allá y, viceversa. 
De pronto, la puerta se cerró y la nuestra se abrió. Más pronto todavía, tú. Tú que me traes dos magdalenas, dos, una en cada mano. Yo que con mis labios y en un no-hablamos te pido que las acompañes con un café; no una taza entera pero sí al menos un trago.  Tú que te vuelves a poner el pijama para volverte a meter en la cama, esa cama que no es mi cama y que tampoco es tu cama.



Tú que apareciste por mi espalda con una mochila en tu espalda.
Tú que me llevas a Bonaval sin saber llegar.
Tú que te tropiezas con tu misma lengua cuando te ves hablando mucho y sin sentido.
Tú que caminas más rápido incluso que yo cuando camino muy rápido.
Tú que me interrumpes para decirme que a mi izquierda está sentado Valle-Inclán 
como si fuese a revivir y a enseñarme a escribir.
Tú que tienes una sonrisa creada para ser únicamente tu sonrisa.
Tú que tienes la mirada... la sonrisa, la mirada. Tu sonrisa y tu mirada.
Tú que cuando me abrazas haces que el tiempo siga corriendo (lo de que se detiene es un mito),
tú que me llevas a desear que se detenga mientras
las agujas del reloj corren más y más deprisa.
Tú.
Tú que en 18 horas... 
Tú-y-yo. 
Tú que debe saber que entre el "tú" y el "yo"
sólo existe un "y".
Y 18 horas
son sólo un número más. 
Calma.
Tan sólo un número más.
Y el tuyo era el 4,
y el mío era el 9.
No tiene nada en común;
además,
odio las matemáticas.
¿Qué espacio cabe entones entre el 1 y el 8
para hacer el 18?.
Del "tú" al "yo" sólo hay un "y"
para hacer el
tú-y-yo.
No me explico, 
¿verdad?.
Ridículos juegos de palabras
mientras mi rostro sonríe
y mi alma
da saltitos de alegría en esta cama.
Y Calma...



--BCÁ--


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Moola nena :)

Anónimo dijo...

:)

bella

Ary dijo...

Não sei se é por ter de ler mais devagar mas gostei muito de andar por aqui a vasculhar, a remexer, a ler o que havia para ser lido.
É quase como se te conseguisse ouvir e caminho devagar porque tenho a sensação de estar a pisar algo de preciso.

Não sabia que visitavas o blog da Sociedade de Debates, mas foi uma surpresa muito agradável. O tracker que coloquei no blog indica-me que tivemos uma visita do Chile através deste blog. Quão pequeno pode ficar o mundo com tão pouco...

Beijo*