16/6/09

SsSeda


..."Mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá, hasta el final...

...no nos veremos más, señor.

Lo que era para nosotros lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme: lo hemos hecho para siempre. Preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós".


Seda. ALESSANDRO BARICCO



Cogió la carta y la llevo a su rostro como si de un pedacito de seda se tratase. 
La besó. Suave. 
Y se marchó muy lejos, allá donde nada ni nadie
fuese capaz de recordarle la sutileza de aquellos párpados
recién vestidos de mañana. Sol.

Y voló, voló muy deprisa. Alto. 

En el mismo instante de emprender la partida, 
como para desplegar las alas,
como para pre(re)servarse de esa (in)felicidad que a veces tanto lo oprimía, 
se desató el nudo de la corbata.

Y voló, voló muy alto. Deprisa.

Vivía la clase de vida que todos se esperan de 
la Vida.
Perdió la clase de vida que tan sólo él se esperaba de 
su propia Vida.
Y aún así,
vivía.

--BCÁ--


No hay comentarios: